
José María Ordovás es psicólogo, CEO de OC&C Consulting y uno de los mentores del modelo de transformación personal y profesional ‘Liderazgo broad-way’
“… las decisiones eran solamente el comienzo de algo. Cuando alguien tomaba una decisión estaba zambulléndose en una poderosa corriente que llevaba a la persona hasta un lugar que jamás hubiera soñado en el momento de decidirse." Paulo Coelho, El Alquimista
Y es así. Cuando uno toma la decisión de emprender, se lanza a una corriente que le llevará a lugares y a personas que nunca se hubiera imaginado. Lugares y personas previstas, imprevistas, similares y diferentes, entusiastas, desanimadas, egoístas unas y otras no tanto, tranquilas estas y aquellas que no paran, cercanas o distantes. Pero nunca iguales.
Y en todas las situaciones y ante todas las personas, nosotros estaremos allí, interactuando con ellas, tanto por acción como por omisión, con lo que decimos y con lo que no decimos, con lo que hacemos y con lo que no hacemos, con lo que somos y con lo que parecemos. COMUNICÁNDONOS, en definitiva.
Esto nos lleva a la pregunta ¿Cómo podemos comunicarnos mejor? ¿Cómo sacar lo mejor de nosotros mismos cuando interactuamos con todas estas situaciones y personajes a los que nos lleva esa poderosa corriente del río del emprendimiento?: bancos, inversores, clientes, familia, colaboradores, proveedores, colegas, competencias… la lista es infinita.
Pues son muchos los estudios y las reflexiones académicas que sugieren que, la medida que nuestro estilo de conducta se acople y sintonice con el de nuestro/s interlocutor/es, más fluida será la comunicación y mejor alcanzaremos nuestros objetivos. Se trata del concepto de “rapport” que tanto trabaja la psicología: “El rapport es el fenómeno en el que dos o más personas sienten que están en “sintonía” psicológica y emocional (simpatía), porque se sienten similares o se relacionan bien entre sí” (Dorothy Stewart).
Si bien esto compone la teoría acerca de la comunicación efectiva, como se suele decir “el papel lo aguanta todo” o “del dicho al hecho va un trecho”. El asegurar el éxito en todas nuestras interacciones con otros, significaría ser capaces de desplegar multitud de conductas diferentes dependiendo de la situación o de cómo sea nuestro interlocutor. Dicho de una manera artística, significaría tener dentro de nosotros multitud de personajes listos para salir a escena.